Soy un idealista, no sé dónde voy, pero estoy en camino.


viernes, 23 de abril de 2010

LA DERECHA TE QUIERE FUERA DEL GOBIERNO

Ha habido dos clases de críticas (casi siempre unidas) a la parte del discurso seudocientífica (el discurso político no ha sido ridiculizado, si no escondido).
La primera, más racional aunque basada en el prejuicio de interpretar que la desviación es necesariamente la homosexualidad: la comparación (“Si esto lo llega a decir Ana Botella…) apoyada en la interpretación homófoba de la frase. Aquí la respuesta es fácil. Si Evo Morales llevara a cabo una discriminación por orientación sexual, la izquierda europea actual le daría la espalda en ese punto como se la ha dado a Daniel Ortega en su prohibición vaticana del aborto en todos los supuestos. Ocurre que lo que ha hecho Evo Morales es introducir en la Constitución boliviana el siguiente artículo:
Artículo 14, Inciso II.
«El Estado prohíbe y sanciona toda forma de discriminación fundada en razón de sexo, color, edad, orientación sexual, identidad de género, origen, cultura, nacionalidad, ciudadanía, idioma, credo religioso, ideología, filiación política o filosófica, estado civil, condición económica o social, tipo de ocupación, grado de instrucción, discapacidad, embarazo, u otras que tengan por objetivo o resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos de toda persona».
La otra vía de crítica ha sido directamente la mofa. Tonto, imbécil… Es la segunda horneada de aquellos discursos sobre el jersey, esa ridiculización del paleto que tanto gusta al señorito de derechas. En América Latina durante décadas los gobernantes se educaban en Harvard, vestían con trajes correctísimos, tenían una tez paliducha y nunca metían la pata en sus declaraciones. Metían la mano en la bolsa, eso sí y la entregaban en casa del señorito, pero eran de una corrección académica y estética exquisita: Uribe es uno de los pocos ejemplos vigentes, estudió en Harvard y cava las fosas comunes con una educación impropia de sudacas.
Una parte no menor de los procesos democráticos de América Latina es la llegada al poder de indígenas que vienen de abajo, de cocaleros, de brutos de piel oscura como mi tocayo (aunque yo soy mucho más Hugo que él), para los que reservamos divertidos apelativos racistas. Según leo, Evo Morales no tiene especiales estudios y los que realizó eran compatibilizados con trabajos de ladrillero, de panadero y de trompetero. Otros sí han podido estudiar, pero Evo Morales es un caso insólito de llegada al poder político desde el subsuelo social. En esas circunstancias, una metedura de pata por falta de formación de Evo Morales no sólo es disculpable, sino que resalta lo admirable del proceso boliviano y del propio Evo Morales. Cada vez que Evo Morales muestre su falta de formación estará señalando las conquistas de un proceso que combate el clasismo de quienes se mofan de él.
Si yo fuera pobre y homosexual preferiría ser gobernado por Evo Morales. Y de quien me mofaría, siempre y sin piedad, es de esos etnocéntricos que miden por un rasero de Universidad Pontificia a todo el mundo: eso sí que es una paletada imperdonable. Sólo de ésos se puede hacer chistes de paletos que no hiedan a derecha podri

2 comentarios:

  1. http://blogs.tercerainformacion.es/iiirepublica/2010/04/23/chistes-de-paletos/

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  2. Buen artículo de Hugo, como es habitual (excepto cuando da el coñazo con Izquierda Unida y su rererefundación).

    Sería entendible que en una sociedad como la boliviana, con un alto porcentaje de población rural y con una formación muy pobre (entre los cuales se incluye el Presidente) hubiese homofobia.

    Lo que resulta repugnante es que nos parezca extraño en un país mayoritariamente urbano, y con un sistema educativo que permite decir que quien es burro es porque se ha empeñado, porque desde hace décadas el sistema permite que pueda formarse quien quiera dejar de ser una bestia.

    Es en esta occidental y cosmopolita España donde se levanta media sociedad por la asignatura de Educación Cívica, porque en ella se educa en el respeto a la diversidad, racial, cultural, y también por su opción sexual.

    Donde el principal partido de la oposición invita a la tribuna del Congreso a un tal Aquilino Polaino que nos enseña que la homosexualidad es una enfermedad, tesis repetida por el aparato mediático de la derecha clerical.

    Una España en la que cientos de millones de españoles (o más) se juntan para reivindicar la exclusividad del derecho a contraer matrimonio para su aherrojado concepto de familia.

    Desde esta España pútrida y paleta, lecciones de progresía y modernidad, pocas. Y si hay que darlas, que empiecen por nuestros paletos socios europeos, como italianos y polacos.

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